EL PRINCIPIO DE IGUALDAD Y LAS DIFERENCIAS LEGITIMAS.
Que todas las personas deban ser tratadas como iguales, es decir, con igual consideración y respecto, no significa que todos seamos de hecho iguales. Por ejemplo: algunas personas son altas, otras bajas y otras medianas; algunas tienen cabello negro, otras rubio, castaño o cano, otras son calvas; hay quienes son adultos, otros jóvenes, otros niños y otros ancianos; algunas son mujeres y otros varones. Incluso nuestros gustos son variados: a unos les gusta la música folclórica, a otros el rock, a otros la música electrónica, algunos prefieren la cumbia, otros la música clásica y a otros no les interesa la música. Probablemente sea infinita la lista de las diversidades. La igualdad no significa que todos debemos escuchar la misma música. La igualdad, justamente, reconoce que todos tenemos igual derecho a determinar que tipo de música elegimos. Incluso apunta a que nadie pueda ser tratado como inferior o superior por la clase de música que le agrada. Es decir: todos somos iguales por el hecho de ser humanos, y todos tenemos derecho a mantener y expresar nuestras legitimas diferencias.
Las diferencias entre los grupos y entre las personas son un hecho de la realidad. Religiones, creencias, costumbres, idiomas, distinguen a unas personas de otras. Esto es algo positivo si cada grupo puede expresarse y enriquecerse con los aportes de los otros grupos.
DIVERSIDAD Y DESIGUALDAD.
Las diferencias legitimas entre grupos y personas no son el problema. El problema se plantea cuando esas diferencias reflejan, en realidad, una profunda desigualdad. Por ejemplo: si un joven puede acceder a una educación de calidad y a los bienes culturales que la sociedad ofrece (conciertos, obras de teatro, películas y otro joven no tiene esas mismas posibilidades, seguramente tendrán diferentes gustos. Pero esos diferentes gustos son el resultado de una desigualdad social muy pronunciada y no de la libre elección de cada uno frente a las mismas opciones.
Hay formas relativamente leves de desigualdad. En países como Suecia, la desigualdad social no es muy grave, pues hay pleno empleo y la diferencia entre los que mas ganan y los que menos ganan no es exorbitante. Pero en los países de América Latina existen niveles muy graves de desigualdad que afectan, sobre todo, a grupos social mente discriminados.
Un individuo o un grupo discriminado se enfrenta a una barrera de tipo económico cultural, legal o social, que lo separa del resto de la sociedad.
Esta separación le impide a ese individuo o grupo llevar una existencia plena como ciudadano, le niega el derecho a integrarse en igualdad de condiciones a la vida social.
muy buen contenido
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